Hoy Ítalo Ocaño abraza con mucha fuerza su pasado en aquella localidad del interior de Córdoba. Ese pasado que le provocó dolores, enojos, que lo hizo ir en contra de una sociedad que lo oprimía. Hoy Ítalo abraza su nueva identidad y sigue luchando por los derechos de las personas trans y travestis.
Siempre fui Ítalo y lo único que me lo privaba era no tener las herramientas, la información, la educación, comenzó relatando. El joven de 27 años que decidió tramitar su cambio de identidad a partir de la Ley de Identidad de Género sabe que las cosas son muy diferentes cuando se vive en un pueblo a cuando se vive en la ciudad.
Durante su infancia muchas fueron sus preguntas. No entendía por qué no me dejaban juntarme con mis compañeritos y me hacían formar con las nenas. No entendía por qué yo no podía tener el pelo corto y mis primos y compañeros si. Pero siempre supo quién era. Yo era Ítalo desde que tenía cinco o seis años.
Recién cuando llegó a Córdoba capital y conoció al colectivo feminista logró entender lo que le pasaba en sus entrañas desde que tenía uso de razón. A mi el feminismo fue el que me abrió muchas puertas y me hizo entender que existían identidades.
Hablé con una de mis amigas y lo largué, lo hablé después con otra y lo largué. Al tiempo lo posteé. Necesitaba que la gente de las redes que yo sigo me lea y al que no le guste tiene la libertad total de dejar de seguirme pero yo soy esto. Soy esta persona.
Cuando escuchó hablar por primera vez de la Ley de Identidad de Género Nº 26.743, aprobada en Argentina en 2012, Ítalo la leyó completa y entendió todo. Fui muy acelerado, estaba muy manija de haberlo entendido todo y de quererlo todo, me ilusionó saber que iba a poder ser quien era, pero admitió que la burocracia lo obligó a bajar un cambio.
Las transiciones son muy de cada persona, no hay un libro donde te dicen qué es, Ítalo comenzó por pedir un turno en el Hospital Rawson para iniciar el tratamiento hormonal. Según la Ley, dicho proceso debe ser cubierto por la salud pública de todo el país.
Y así fue como, después de realizarse varios análisis y hasta un «apto psicofísico» comenzó con el tratamiento hormonal. En lo físico duele el pinchazo cuando te las tienen que inyectar, pero es uno de los dolores más importantes de tu vida.
Al poco tiempo siguió con otro de los puntos que considera la Ley. La cirugía en la que se adecúa el pecho a características masculinas.
Por último decidió tramitar su nuevo Documento Nacional de Identidad. Proceso que tampoco fue fácil y que comenzó en marzo del 2020, en medio de la pandemia del coronavirus. Estuve esperando la rectificación de mi partida fácil unos 6 meses.
Prefería hacerme el DNI con la dirección de mi casa en Villa Santa Rosa y tenía que viajar para allá, proceso que se demoró aún más con las restricciones interdepartamentales para paliar la pandemia. Finalmente, una vez que se habilitó la circulación, se aceleraron los tiempos y lo consiguió.
Un año después, en el Día de la Visibilidad Trans 2021, posteó con un inmenso orgullo una imagen con su nuevo Documento Nacional de Identidad. Yo ya conseguí lo que quería. Tengo mi DNI, tengo mi cirugía y tengo mis hormonas. Pero es una lucha que tengo que dar constantemente por quienes vienen detrás y adelante, reflexiona.