NIÑO ARTESANO SORPRENDE CON SUS JUGUETES A OBISPO TREJO
El domingo a la tardecita, varias personas que paseaban por la plaza principal de Obispo Trejo se sorprendieron y enternecieron por un nuevo vendedor, se trataba de Octavio Rener, 12 años que decidió apostarse en un banquito a mostrar y vender los juguetes de madera que fabrica.
De inmediato, las redes sociales se llenaron de imágenes del pequeño emprendedor, en solo unas horas, Octavio ya había vendido todos los camiones, acoplados y aviones que fabrica con tanto esmero y prolijidad.
En diálogo con Hablando Claro, su mamá, Soledad, contó cómo se enteró de que su niño estaba vendiendo los juguetes en la plaza: «El va y viene, de la plaza a casa. Me dijo ‘mami, me voy a la plaza’ y yo le dije que bueno. Imaginé que se iba a andar en bici».
Pero pasado un rato, una vecina se contactó por Facebook: «Sole, ¿puedo subir estas fotos?». Se trataba de imágenes que mostraban a Octavio vendiendo sus creaciones. «Yo le pregunté qué hace ahí, y me dijo que está vendiendo las ‘cosas bellísimas que hace’. Casi me muero. No estaba ni enterada que se había llevado las cosas. Después empecé a ver en las redes varias fotos más».
Octavio también se animó a dialogar con Hablando Claro. Cuando le preguntamos cómo se le ocurrió ir a la feria, nos contó que «quería mostrar las cosas que armo». Y confesó: «Vendí todo, estoy contento».
Octavio, que no ve la hora de iniciar las clases presenciales, piensa ayudar a su mamá a comprar los útiles escolares. Arranca sexto grado. Pero también desea armarse su propia caja de herramientas, para seguir construyendo los juguetes. «Quiero ahorrar mucha plata para comprarme un taladro, y también me hace falta una moladora», dijo.
Su mamá agregó: «No tiene acceso a muchas herramientas, con la sierrita corta todo y ahora le habían prestado una moladora, porque ahora empezó a agarrar las máquinas también. Pero es todo con sierra y martillo».
Desde pequeño, un emprendedor innato
También nos contó cómo hace su trabajo: primero, va a la verdulería más cercana y pide cajones que sobran. Con eso, diseña sigilosamente el transporte que quiere crear, y con una sierra le da forma. Incluso a las ruedas, que son de madera y funcionan perfectamente. Después, agarra las pinturas que tiene en su casa y le da el color final a su juguete.
«A Octavio le gusta hacer cosas, armar, desarmar, le gusta trabajar en madera. Tiene mucha creatividad para hacer las cosas. Desde chico lo hace, pero ahora en pandemia como se aburría, le llevó más el apunte. Empezó a hacer camioncitos. Le gustan mucho los camiones», cuenta su madre sobre el pequeño que quiere ser camionero cuando sea grande.
Aprendió jugando, y ahora se perfecciona gracias a tutoriales de YouTube. Su mamá recuerda que «el primer juguete que hizo fue un autito de madera, con ruedas de plástico, eran tapitas».
El propio Octavio contó a Hablando Claro que también se ideó una bicicleta particular: «Era una Zanellita, le saqué el motor y le puse pedales. Eso también lo vi en YouTube y lo armé por armar. Ahora me lleva a todos lados».
El lado positivo de una pandemia
Es evidente que el aislamiento por la pandemia del coronavirus nos modificó la vida. Nuevos horarios y más tiempo en casa sirvieron para que, no solo Octavio sino los tres hermanos Rener, agudicen su creatividad realizando diferentes artesanías.
«Esta pandemia nos obligó a hacer algo más productivo», cuenta Soledad sobre la iniciativa que sus hijos tuvieron. «Tengo una niña de 7 y otra de 10, que también hacen carteras, pulseritas, distintas artesanías». Este viernes, fueron invitados a una exposición en la plaza en la que también estarán los codiciados juguetes de Octavio.
Fuente: Hablando Claro